Septiembre 19 de 2019
Querida Norita:
Te escribo esta carta porque estoy viviendo una experiencia vinculada con el cuidado y la protección de las activistas. Te elegí para enviarte esta carta porque tu militancia ha estado vinculada justamente con el cuidado de la vida.
También elijo mandarte esta carta porque siento que mi militancia está muy anclada en procesos dolorosos y estoy buscando estrategias para transformar las heridas, para sanarlas y construir amorosamente desde ese proceso de curación, tanto personal como colectivo.
Y digo que tu militancia está vinculada con el cuidado de la vida, porque ustedes, las Abuelas de Plaza de Mayo, en la búsqueda de sus hijos e hijas, de sus nietos y nietas han guardado y cuidado la memoria y quien guarda y cuida la memoria de un pueblo, guarda y cuidad la vida.
Un amigo que escribió hace poco tu biografía me dijo un día: “che, no doy más, la vieja tiene 80 años y no le aguanto el ritmo!”.
Eso me llenó de felicidad porque estás vital y fuerte. Sonriente y alegre. Vos nos enseñaste la importancia de militar desde la alegría. Y ceo que eso es un factor muy importante en el autocuidado y en la militancia sostenible.
Creo que este espacio te gustaría mucho, conocer las experiencias de tantas compañeras y llenarte aún más de vida. Espero que te estés cuidando y que no fuerces de más tu cuerpo y tu corazón, para seguir contando con tu sonrisa, tu convicción y tu amor infinito al menos hasta que nos encontremos con el último o última de nuestras hermanas apropiadas.
Sin firma y creo que es de Guille (Argentina) por el tono de la carta